¿Puede ser mi talento algo con lo que pueda ganar dinero? ¿Cuándo puedo empezar a cobrar por lo que hago? ¿Son mis creaciones lo suficientemente buenas para vender?
Estas preguntas son muy habituales en personas que empiezan a sentir que sus creaciones podrían ser algo más que un pasatiempo.
En este post te voy a contar los 3 indicadores que me ayudaron a detectar que ya estaba preparada para vender mis obras.
Estar orgulloso de lo que pintas
Llega un momento en el que te sorprendes en lo que haz sido capaz de crear, ves tus ejercicios alguna obra que imitaste de otro artista y te salió con un toque personal y te gusta.
Sabes que aún te queda un largo camino por recorrer hasta encontrar un estilo con el que te sientas identificada, pero eso no impide que le des valor a lo que ya sabes hacer.
Sentirte orgullosa (o) de lo que que pintas es esencial, pues no puedes vender algo en lo que no crees. Que te empiece a gustar lo que pintas y empieces a ver un pequeño toque personal en lo que haces, es un indicativo de que empiezas a creer y confiar en tu talento.
Algo que he aprendido es que la autocrítica no desaparece, cuando algo te gusta siempre querrás mejorar y observarás el trabajo de otros artistas que admiras, eso no significa que no le des valor a lo que haces, ni que no te sientas orgullosa, sólo quiere decir que quieres mejorar.
Para mí ese momento llegó pintado hojas de olivo después de visitar un molino de aceite. No lo olvidaré, me pasé toda la tarde pintando las mismas hojas hasta que llegó el momento en que me gustó lo que vi en el papel, fue un momento muy feliz.
Querer compartir las creaciones
Cuando y llevaba un tiempo pintando, tenía muchas ganas de mostrar lo que pintaba.
Al principio me daba un poco de vergüenza pero las ganas de mostrar lo que hacía eran más grandes, así que pasé una temporada muy pesada llevando mi carpeta de ilustraciones siempre conmigo, nunca salía de casa sin esa carpeta, se la enseñé ¡A todo el mundo!
Aquí quiero ser justa, no para todos es tan fácil este paso, yo no soy tímida (todo lo contrario) pero aquello era diferente, tenía mucho miedo, mucho mucho miedo y vergüenza (algo poco habitual en mi personalidad) pero no importaba.
- Quería saber de verdad lo que opinaban las personas, fuera bueno o malo.
- Quería ver la expresión de sus rostros al ver lo que había pintado.
- Quería saber qué transmitía lo que había creado.
Me sorprendió ver las reacción de las personas, y luego empecé a pintar marcapáginas para regalar con mi teléfono y mi email.
Las primeras personas que vieron mis obras fueron muy importantes para mi, lo que me dijeron (no con sus palabras sino con sus ojos y sus reacciones) me ayudó a armarme de valor para seguir adelante y pensar en el arte como mi nueva forma de vida.
Pinté cada marcapáginas con mucho agradecimiento, no sabía para quién sería, pero sí sabía que lo que me daban esas personas al ver mi “portfolio”, su reacción era muy valiosa para mí y esa era mi manera de agradecerles.
Además así me recordaban mucho más y ya sabían que podían hacerme encargos.
No para todos ese momento es como el mío, por que tu tienes tu propia personalidad, pero si sientes algo dentro de ti que quiere compartir aquello que has creado y sientes un deseo poco habitual de mostrar lo que haces, puede que sea que tu obra tiene ganas de salir de tu mesa y mostrarse a los demás.
Querer cobrar un precio justo
Aprendí siendo muy joven que para cosechar primero hay que sembrar, y que los frutos dependen de la calidad de la semilla y cómo se cuide la planta. Es otra razón por lo que amo las plantas, sus lecciones de vida no son una moda y perduran en todas las etapas de la vida.
Yo era una artista novel, estaba orgullosa de lo que hacía y al mismo tiempo era consciente que aún tenía mucho camino por recorrer, no tenía un nombre ni muchos encargos, pero ¿Significaba eso que tenía que trabajar por poco dinero?
Fue una lucha tremenda para mi decidir los precios de mis obras, de hecho cada vez que alguien me hacía un encargo tenía un dolor de estómago por que no sabía qué cobrar.
Era asfixiante, pero sabía que necesitaba practicar, no sólo pintando, sino defendiendo el valor de mi trabajo, negociando y saber cuáles serían las condiciones con las que me sentiría cómoda.
Aunque en aquel momento me encontraba muy perdida con los precios, comprendí que si me preocupaba era por que yo misma respetaba mi trabajo y mi talento. Y como era algo que me importaba sabía que lo acabaría aprendiendo.
Tuve cuidado de aceptar sólo encargos con los que me sintiera cómoda (que me hiciera ilusión pintar) y sin asumir demasiados retos (nada que no hubiera pintado antes hasta obtener resultados más o menos satisfactorios).
Me equivoqué muchas veces, cobré poco muchas veces, pero en cada error repasaba el momento en el que me había equivocado y lo corregía la próxima vez.
Al final después de unos cuantos encargos y malos tragos ya tenía la experiencia suficiente para saber el esfuerzo y el tiempo que me requerían los encargos y así pude sentarme a calcular mis costos y poner precios justos a mi trabajo.
Por lo general no nos sentimos cómodos con el dinero, y menos cuando hay que poner precios pero si en tu interior tienes esa inquietud
Tu sabes cuando es momento de empezar a vender
Muchas personas me preguntas esto y creo que esperan recibir una respuesta del tipo “cuando hayas pintado 100 láminas” o “después de que lleves 6 meses pintando”.
Pero la realidad es bien distinta, por que cada persona tiene su proceso de aprendizaje y diferente niveles de seguridad y comodidad para vender, por eso no creo que más que un número o un tiempo, el momento tiene que ver con cómo te sientes con la idea de vender lo que pintas.
Si no te gusta demasiado lo que pintas, no quieres mostrarle tu trabajo a nadie o no quieres saber nada de aprender a calcular precios justos para tus obras y antes prefieres cobrar poco o lo justo para cubrir tu material, entonces probablemente no estás preparada para aceptar encargos ni vender tus obras.
Uno pone el corazón y talento cuando pinta y cuando estás preparado para asumir que eso tiene valor, ningún obstáculo es un impedimento, sólo algo que hay que superar.
No se trata de tenerlo todo solucionado, sólo de tener esa voz interior que te dice:
- Me gusta lo que pinto, cada vez lo algo mejor.
- Me da mucha vergüenza pero tengo ganas de mostrar lo que he creado.
- No sé cuando cobrar pero me preocupa y es importante para mí acabar poniendo precios justos.
Si es así, entonces yo creo que estas preparada o preparado para vender, esos 3 indicadores no te garantizan que desde el principio cobres bien y todo sea perfecto, no. Pero sí te dan la actitud adecuada para ir corrigiendo poco a poco los errores que vayas comentiendo a media que adquieras experiencia, y eso tiene mucho valor.
Por supuesto esta es mi visión personal y lo que he aprendido. Espero que este post te haya gustado y te haya ayudado a ver en qué punto te encuentras, pon en comentarios en qué momento crees que estás respecto a cómo te sientes para empezar a vender o aceptar encargos.
Un abrazo,
Annel Vare
Muchas gracias Annel por tuodos tus consejos, son muy buenos y claros.
Me alegro de que te sirvan Susana 🙂
Hola Annel, me ha servido de mucho, pinto mandalas ideados por mí tipo Zetangle y estoy haciendo un portfolio para participar en una exposición que se celebra aquí todos los años. De momento voy a exponer lo que hago porque me gusta, el tiempo me irá indicando el camino a seguir. Un abrazo
Qué maravilla Rosa! Mucho éxito en la expo 🙂
Gracias Annel por este post…
Me sentí muy identificada con lo que escribiste y soy de las personas que le gusta comprar cursos…
Pero creo que uno debe buscar su propio ser y no copiarlo, cuando comienzo a hacer un curso me gusta aprender nuevas técnicas y estás poderlas aplicarlas a mis trabajos personales y eso me llena de satisfacción.
Gracias
Hola Rosario. gracias por tu comentario. Cada uno procesa el conocimiento de manera diferente, hay personas que tiene más facilidad para trabajar su creatividad y crear que otras. Para las que les cuesta hay que mirar formación sobre creatividad. En tu caso celebro que este proceso te resulte accesible 🙂
Ambas prácticas son importantes técnica + creatividad .
Un abrazo.
Me gustó mucho ah sido de gran ayuda creo que me encuentro en un intermedio de ambos y quiero crear pero siento que me falta algunos conocimientos para plasmarlo pero me ha gustado como lo has explicado y si a veces es difícil ponerle un precio quizás mr gustaría una aproximación para alguien que esta en un intermedio gracias
Hola Luciana,
Gracias por tu comentario. Lo que leo a raíz de este post me preocupa profundamente. La mayor parte de preguntas que me llegan por email son como el tuyo, me piden un número, un precio aproximado de venta :-), y de verdad que es normal y lo entiendo, pero eso no es posible, ese precio que buscas no te lo puede dar otra persona, a no ser que sea un contable de costos y conozca en profundidad tu situación financiera para poner todos tus datos en un excel y decirte lo que que vale tu tiempo y a parir de ahí tu puedas decidir qué margen de beneficio quieres sacar y tener una metodología fiable para poner precio a tu trabajo.
Todo lo que no haya pasado por un cálculo de calculadora o excel es falso. Da igual que cobre 50 o cobre 100 o 150, si vas a ciegas nunca sabrás si estas cobrando un precio justo para ti y para el cliente. Lo que puedo recomendarte es que a partir de ahora cuando pintes te cronometres para que tomes consciencia de cuanto tiempo inviertes en crear una obras, y apartir de ahí aprendas o busque a alguien que pueda ayudarte para calcular tus costos de producción.
o hay precios estándar, igual que dos abogados pueden tener tarifas diferente a pesar de de dedicarse al mismo sector, lo mismo pasa con los creativos. Un abogado eficaz que esta especializado en defender patentes siempre ganará mas uno generalista que sabe poco de patentes.
El generalista se comparará con el mercado y cobrará precios mas o menos estándar y seguramente su trabajo en temas de patentes siempre será mediocre y por lo tanto aunque dedique las mismas horas que el abogado especializado, su trabajo no valdrá lo mismo, siempre cobrará menos por que no habrá nadie dispuesto a pagar más por que el trabajo no tiene la calidad que la del abogado especializado, pero incluso ese abogado que no sabe de patentes tiene un contable que le mantiene a raya para que sus honorarios al menos cubran sus costos de actividad.
el precio estándar no es posible ni tiene sentido por que cada persona tiene un talento y una situación financiera diferente. Cada artista consume recursos diferentes para su trabajo. Cada artista tiene ambiciones diferentes. Esas ambiciones y esos costes de aprendizaje y producción son únicos en cada persona, así que lo que para una 100 euros son una maravilla para otra persona esos 100 euros son la ruina.
Lamento no poder darte un número con el que puedas empezar a cobrar por tus obras, pero sería tremendamente irresponsable por mi parte pues desconozco del todo tu situación. Te va tocar reconciliarte con las sumas y hacer un poco de excel, busca en internet si no puedes costearte un contable, pero toca hacer numeros.
Abrazos
Me ha servido de mucho toda esta información, voy por el camino correcto creo, de que mis trabajos sean de mi inspiración. Gracias
Qué bueno Rocío 🙂
Me alegro que este post te ayudara a reafirmarte en l autenticidad de tu trabajo. Un fuerte abrazo.
Me sirvio de mucho yo estoy en ese proceso de querer mostrar mi arte y como tu voy mostrando a cada persona que puedo para ver su reacion y cada vez que puedo regalo un marcapaginas echo por mi y me encanta ver la cara que ponen pero aun no me atrevo a vender mis trabajos . Muchas gracias
Todo es un proceso, al principio siempre da un poco de miedo pero cuando lleves unas cuantas ventas cada vez será más sencillo 🙂